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miércoles, 13 de enero de 2021

AMERICA LATINA - Historia - Chile (6)


En 1958, Jorge Alessandri Rodríguez, antiguo senador e hijo de Arturo Alessandri Palma, fue elegido presidente. A la cabeza de una coalisión que reagrupaba liberales y conservadores, pregonaba un programa en favor de la libre empresa y las inversiones extranjeras.


La elección presidencial de 1964 fue ganada por el candidato demócrata-cristiano y antiguo senador Eduardo Frei Montalva. El emprendió grandes reformas: la nacionalización parcial de las minas de cobre por la ley del 25 de julio de 1966 asociando el estado a la Kennecott Cooper y a la Anaconda Cooper; después, en 1967, una reforma agraria que preveía la expropiación de las explotaciones de más de 80 ha, mal explotadas o abandonadas. Pero éstas provocaron un descontento tanto en la izquierda como entre los conservadores y le valieron una violenta oposición política. Para la derecha conservadora, esta política reformadora era despojante, mientras que la izquierda juzgaba la acción de Frei demasiado tímida.


En cercanías de la elección presidencial de 1970, la oposición de izquierda se unió para formar la Unidad Popular y designó a Salvador Allende Gossens como candidato. Este condujo una campaña fundada sobre un programa que prometía la nacionalización de todas las industrias de base, los bancos y las comunicaciones. Recibió no solamente cerca del 37% de los votos, sino también el sostén incondicional del Congreso frente a su adversario de derecha, el antiguo presidente Alessandri. Allende fue entonces el primer presidente elegido bajo un programa socialista en un país no comunista.


Una vez en funciones, el presidente Allende puso pronto en aplicación las promesas hechas durante su campaña, transformando el país en estado socialista. Una parte importante de la economía pasó bajo el control del estado: minas (ley de julio de 1971 sobre el cobre), bancos extranjeros y empresas monopólicas fueron nacionalizadas. La reforma agraria se aceleró y fueron instituidos consejos paisanos. Además, Allende emprendió la redistribución del ingreso nacional, aumentó los salarios e instituyó un control de precios. Sin embargo, la oposición no quedó inactiva y, desde 1972, difundió rumores para asustar a la población. Las condiciones se deterioraron en 1973: la inflación galopante, la penuria alimentaria debida a la vez a la restricción de los créditos extranjeros y a la política de ventas al por menor y pequeños industriales que hacían stocks de mercaderías, las huelgas y la violencia política llevaron a Chile al borde del caos. Además de esta oposición interna, los Estados Unidos, desconfiados con respecto al nuevo poder chileno, practicaron un bloqueo financiero al país.